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Ana Grynbaum - Por las grietas de la normalidad: “De miedo en miedo” de Armonía Somers

Ponencia leída en la reunión dedicada a Armonía Somers en el ciclo Veladas Literarias organizado por Jimena Néspolo, Caburé Libros, San Telmo, Buenos Aires, 28 de juio de 2019.




DE MIEDO EN MIEDO (LOS MANUSCRITOS DEL RÍO)


“De miedo en miedo (los manuscritos del río)”, de 1963, es una novela lúdica y divertida, aunque cargada de angustia, ese miedo que desde el título atraviesa todo el libro. La angustia lleva al protagonista a producir historias, historias que van a parar a las aguas del río una tras otra.


La ciudad en que se desarrolla la acción nunca es nombrada ni referida. Podría ser Montevideo, donde Somers vivía, en un alto piso del Palacio Salvo (ese gemelo del Barolo de Buenos Aires), cerca del Río de la Plata. Sin embargo el relato fue escrito en París y hay evidencias de cómo esta ciudad influyó en él. (1)


Los personajes tampoco tienen nombre. El narrador y protagonista es un hombre casado, padre de un bebé, empleado en una librería, cuya biografía no presenta el menor interés, especialmente para él. La ausencia de nombre propio indica su naturaleza de hombre-masa.


Pero este hombre goza de la secreta locura de contarse historias fantásticas, rebosantes de erotismo y crueldad, en las que él es el héroe.


En tanto ciudadano es lo suficientemente normal como para ocultar su anomalía a la perfección, pero no está tan alienado como para dejar de soñar despierto, es decir, como para no desear.


De hecho, su personalidad se encuentra dividida entre el tipo vulgar y el narrador fantástico, tan ilimitado este en su discurrir como el otro es esclavo de la normatividad.


Sólo una persona es capaz de comunicarse verdaderamente con él: una clienta de la librería que anda en busca de libros raros. Pero no se trata de lo que usualmente se entiende por libros raros (difíciles, caros) sino una denominación que usa Somers en un sentido que no explica, como simple epíteto de la mujer.


Primera edición



MONSTRUOSO, RARO, LIBRE


“Giros en torno a lo monstruoso” se titula esta velada literaria. En mi país, que también es el de Armonía, más que de monstruosa su escritura ha sido calificada como “rara”.


Esta ambigua calificación partió del crítico literario y editor Ángel Rama, miembro prominente de la “Generación del 45”, cuya estética se basa en el realismo socialista y su concomitante desconfianza respecto de todo brote imaginativo -especialmente en el terreno de la erótica.


Rama inventó a “los raros” a través de una antología publicada en 1966 que reunía artistas uruguayos tan disímiles como Horacio Quiroga, Marosa Di Giorgio, Lautreamont, Felisberto Hernández y Armonía Somers.


Rama aplica de otra manera el término raro respecto de los libros. aplicándoselo a ciertos autores que caerían por fuera del canon oficial porque tienen un talento propio. (2)


Volviendo a la convocatoria de esta velada, si queremos aplicar el adjetivo “monstruoso” a la obra de Somers, es necesario afirmar que en ella lo monstruoso es la vida cotidiana del hombre normal. “De miedo en miedo” es uno de los textos que lo muestran con mayor intensidad, aunque ya en su debut con “La mujer desnuda” el desafío a los valores básicos de la vida social quedó planteado.


Lo inamovible de la identidad social tiene de por sí un carácter siniestro. El infierno consiste en vivir mal encastrado en un disfraz de ciudadano respetable.


Como contrapartida, la imaginación del narrador no reconoce fronteras. Así, por ejemplo, cuenta sin ahorrar detalles, cómo suprime de la vida a su molesto bebé. Tal supresión liberadora tiene lugar en el plano de la fantasía, pero no siempre queda claro que se limite a ella, porque mientras el hombre fantasea, y mucho más cuando la mujer de los libros raros lo acompaña, la realidad suprema es la de la fantasía. Mitómanos ellos, no solo creen en las mentiras que se fabrican, estas mentiras se convierten en el escenario de su vínculo erótico -su erotopía.


Los libros raros son los que permiten el encuentro entre este narrador y su público unitario. El libro raro no es mero palabrerío, produce efectos reales.



ELLA ES PARA ÉL, ELLA ES ÉL


La mujer de los libros raros no está retratada en sus atributos particulares sino exclusivamente en su capacidad de descifrar al protagonista, como si ella fuera la encarnación de un personaje interno del hombre.


El hombre cuenta anécdotas de su vida por fuera de la lógica austera de las biografías, internándose en las grietas de lo que sería un discurso esperable. No se detiene a discriminar recuerdo, sensación o invento. De lo que se trata es que la narración, máquina viva, continúe respirando, haga su propio recorrido.


Para el protagonista el acto de narrar constituye el único espacio auténticamente vital, imprescindible, dentro de una existencia alienada al punto de que “vivir era esperar que llegase el otro día” (p. 65).


La mujer de los libros raros, público privilegiado y cómplice del narrador, no es como las demás mujeres. Solo ella puede entrar en su universo íntimo. A través de ella él se desarrolla pero también se vuelve más vulnerable.

“Me había invadido, entretanto, una sensación como de desnudez, ella no tenía derecho a penetrarme de aquel modo, a saber más de mí que yo mismo. O quizás, concluí al fin, estuviese en eso nuestra clave, que ella me sorprendiera así, sin llamar, sin anunciarse previamente, en el huerto cerrado de mi ira (83).”


Mediante esta consustanciación se va estableciendo la peculiar relación entre ellos, escasa en tiempos y espacios, pero de cualidad tan mágica como las disparadas fantasías que la vehiculizan.

“Había sorprendido en sus miradas cierta dulce apetencia de infancia insatisfecha de relatos, que se reclinaba sobre los verbos en pasado como si fueran cojines. Pero que después fue un hambre para dos y malamente disimulado. Mi costumbre de mostrarle las entrañas y su desesperación por revolverlas y encontrar símbolos, nos empezó a fanatizar (p. 34).”


Margo Glantz ha planteado que en “De miedo en miedo” Somers “disfraza un discurso apoyándolo en el punto de vista de un yo protagonista masculino”. Sin embargo no se ocupa de que “esa virilidad se sostenga”. Esto no constituye una falla, por el contrario: “Al ser, o mejor, al pretender que es a la vez un yo y un ella, el narrador de esta novela fractura el estereotipo de una feminidad concebida desde la historia como lo débil, lo inseguro, y reafirma la liga entre el latido interior -el de la circulación sanguínea, pero a la vez menstrual- y la escritura.” Hay diversos estudios sobre la cuestión del género en la obra de Somers, que muestran su puesta en cuestión del canon patriarcalista.


Por otra parte, como también señala Glantz, el protagonista de “De miedo en miedo” encarna a Scheherezade. Es desde la posición de narrador que el sujeto se rescata. Y en la generación de historias encuentra su deseo, sus placeres, su esperanza, más allá del mero hecho de salvar el pellejo. (3)


El manuscrito



CONTRA LAS INSTITUCIONES, CONTRA LA FAMILIA


En el universo narrativo de Somers la felicidad nunca está en la vida familiar, antes bien huye hacia sus antípodas. El matrimonio, la paternidad y la maternidad son denunciados como instituciones que atentan contra la realización subjetiva en el plano del deseo. Y el atentado es de la mayor gravedad, afecta a la vida cotidiana, que es todo lo que tenemos.


El protagonista de “De miedo en miedo” lucha por sobrevivir a la moral imperante. Así es que va manejando su automóvil cuando:

“El agente que estaba deshaciendo el nudo en el cruce me sorprendió hablando solo, se acercó al vidrio, volvió a retomar su asunto moviendo la cabeza. Entonces yo decidí someterme a la ley común, ser el hombre que lleva un vehículo, con la boca cerrada a clavo, en tanto el pensamiento sigue tironeando hacia lo suyo, como un perro que encontró su árbol, forzado por el que le mantiene sujeto, pero libre para orinar sobre las convenciones de una moral llena de reglas, de una gramática erizada de púas, esas que martirizan el cerebro de los que tienen que escribir o hablar para los demás esclavos… (p. 52)”.


La vida auténtica es un terreno que se ubica más allá de la grilla social, al que se puede acceder mediante una fisura en la realidad ordinaria:

“Mi mujer (la esposa) empezó entonces a hablar, y yo a utilizar su música para continuar en lo mío como unos minutos antes, feliz de aquella ruptura en la que el pensamiento se hacía su carrera sobre las vallas, lanzándome a sintaxis liberadoras (pp. 54-55)”.



MIEDO


Las historias son un puente sobre el abismal miedo a vivir que aqueja al hombre:

“el miedo hacia una realidad que pudiera ocurrir era más grande que mi valor para recibirla de igual a igual, me golpeaba en la cara con sus agujas revueltas dejándome ciego (p. 60)”.

La narración aplica placer en el sitio del dolor, como compresas paliativas.


Al fin de su escrito, que coincide con el final de la novela, el narrador conecta el miedo con la alienación:

“’O quizás (…) ya estuviera escrito. Que fuésemos los condenados a andar en este mundo con los zapatos que debió calzarse otro: tú, yo, todos. Y que de ahí provenga luego nuestra manera extraña de andar así, renqueando, desde la vida equivocada hasta la siempre segura muerte, con este miedo tan atroz de sabernos perdidos…’ (p. 102)”.


El miedo del protagonista es una forma de vida, síntoma de su alienación.

“(…) yo vivo así, de miedo en miedo. Salto de un miedo al otro como si me apoyase en cada uno para arriesgarme al que me espera. Y lo peor es que hasta en la distancia del último al nuevo miedo, también hallo más miedo (p. 89)”.


La máquina narrativa enhebra los miedos para producir con ellos otra cosa, algo mejor, más digno, disfrutable pese a todo. El miedo a vivir es conjurado por la invención literaria en tanto máquina milagrosa. El discurso de la normalidad es como esos zapatos ajenos que hacen renguear. Adoptar otra lógica, crear otro lenguaje, resulta imprescindible.




SECRETO NO ES RAREZA


Los relatos son tesoros secretos dentro de la mente del narrador, compartidos únicamente con la mujer de los libros raros durante el tiempo de la relación.


De manera similar Armonía Somers fue una mujer reservada en su vida privada hasta volverla secreta. Por eso disponemos de escasa información biográfica, apenas dio entrevistas, intervino en muy pocas instancias públicas. Su obra es el lugar donde podemos encontrar a la autora, a menudo tras descifrar algún tipo de misterio.


La fantasía del narrador de “De miedo en miedo” tiene habitantes secretos.

“Los conozco -dije con ensañamiento- a todos estos ejemplares que no parecen ni existir, porque me he dedicado a imaginarlos en su vida secreta desde el momento en que desaparecen de la vista. Llega la noche y lloran, y mientras lloran gozan, y en tanto gozan se levantan y luego vuelven a caer para empezar de nuevo (p. 82)”.


La mujer es fundamental como receptora de los mensajes encriptados, sostén de la voz de todo lo otro, lo que escapa a la mortífera rutina.

“Y yo voy a contarte algo que estoy tratando de ocultar (…). Tú y tus pequeñas cosas son como mis vacaciones. Hablo contigo y duro unos días más. Es esa la verdad, te utilizo para durar. Porque yo era como un ciego que oía ruidos, y ahora van saliendo las formas. Pero solo estando tú, así, pendiente de mis desgracias. Y es por eso que cuando no sucede creo volverme loco, y entonces hasta te ubico en medio de los otros y me compongo mis novelas con tu sombra… (p. 66)”.




ESCRIBIR POR LAS GRIETAS DE LA NORMALIDAD


“De miedo en miedo” presenta una reflexión acerca de la escritura en los niveles más íntimos de la relación entre el fabulador y su actividad fabulatoria. En la experiencia de la creación el tiempo y el espacio son abolidos. “Recuerdo cosas que sucedieron cuando yo tenía solo unos meses. Y otras que van a ocurrir ya las estoy rememorando. Sé, por ejemplo, cómo voy a lanzarme ahora a mi noche conyugal y el número de veces de mi sacrificio. Y que cerraré los ojos como siempre para inventar una mujer que no me salga con gemidos ni movimientos de sardinas en la red ni caras descompuestas. Una simple vibración de las aletas de la nariz, la sonrisa del goce inminente y el juego del cascanuez que aprieta y resquebraja… (pp. 93-94)”. La lengua es un manantial rabioso; la narración, el fluir atropellado, imparable, del deseo del hombre. “De miedo en miedo” muestra el placer impúdico e invencible del narrar, así como el lugar central de la auto-narrativa en el acontecer subjetivo. Por fuera de sus fantasías el tipo es normal hasta la náusea. Pero en el curso del relato él deviene diferentes personajes. Vivir es interpretar historias que nos alivianen el peso del mundo. La narración es un ser vivo. Esas historias que de nosotros mismos nos contamos van a parar al río porque todo lo vivo muere, a los efectos de renacer. La idea de la escritura como una reconstrucción a partir de vestigios de algo vivo que sucede en algún lugar aparece tanto en “De miedo en miedo” como en otros textos de Somers. En “Viaje al corazón del día”, su última novela, los objetos que estuvieron en contacto con los seres humanos son los que permiten una versión de su existencia. Respecto de la escritura como arte de la restauración el protagonista de “De miedo en miedo” dice: “¿Tú sabes cómo se escribiría una novela? Pero una novela para la que no se necesitara ser escritor ni nada de eso. Que se pudiera componer con otros elementos más a la mano de cualquiera, por ejemplo de dibujos mal hechos, cajones llenos de esas cosas que tanto significaron alguna vez y luego se hicieron basura. (p. 66).” Los textos de Armonía persiguen un real, buscan anclar el significante en la cosa misma. “Y querías escribir novelas con materiales concretos. La grabación de una tos, qué capítulo. / Y qué clase de tos. Una mañana el médico me auscultó, oyó ciertos ruidos adentro mío y diagnosticó: ‘Ronco sibilante subcrepitante’, especie de salvoconducto para una plaza de dactilógrafo. (p. 69)”. El deleite en la caza de significantes como deporte y el enhebrarlos como artesanía es evidente.



UNA LITERATURA QUE ESCAPA A LA TIRANÍA DEL YO CONSCIENTE


El escritor opera en la encrucijada del lenguaje y el arte, al servicio de historias que con su ayuda se escriben a sí mismas, como una literatura del inconsciente.


“De miedo en miedo” se emparenta con la novela de Onetti “La vida breve” (1950), texto fundador de Santa María y sus personajes, en el que Brausen busca desesperadamente en el universo de la fantasía narrativa (el otro lado de la pared de su frío hogar) otras existencias que valgan la pena. Más profundamente se emparenta con la literatura de Felisberto Hernández en su atención maravillada hasta el delirio hacia las grietas y los intersticios que se abren a partir y más allá de la vida normal.

Con una salvedad se aplica a la escritura de Somers aquella “explicación” que Felisberto dio de sus propios cuentos:

“Obligado o traicionado por mí mismo a decir cómo hago mis cuentos, recurriré a explicaciones exteriores a ellos. No son completamente naturales, en el sentido de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por una teoría de la conciencia. Esto me sería extremadamente antipático. Preferiría decir que esa intervención es misteriosa.” (4)

Somers hacía gala de una cultura y refinamiento que envuelven la originalidad de sus productos en estuches lujosamente elaborados.


Esas historias que para la literatura de Somers existen en algún lugar y las palabras deben recoger, se producen permanentemente, no dejan de escribirse, aunque lleguen a unos pocos lectores.


Armonía Somers se perfiló como una autora de culto para una elite dispuesta a tomar desafíos. Pero esa elite viene con justicia engrosando sus filas desde que la obra de Armonía va ganando terrenos de publicación más allá de fronteras.


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(1) Cf. Nicasio Perera San Martín, 2016, en un artículo que presenta varias fotos del manuscrito original del libro incluyendo dibujos de Somers (algunos incluidos aquí), disponible en: http://www.mshs.univ-poitiers.fr/crla/contenidos/ESCRITURAL/ESCRITURAL9/ESCRITURAL_9_SITIO/PAGES/B02_Perera.html



(2) “Aquí cien años de raros”, cuentos presentados por Ángel Rama, Arca, Montevideo, 1966.


Acerca de la recepción de Somers Cf. Ercole Lissardi, Armonia y yo. Coincidencias y paralelismos:



(3) Margo Glantz, “¿De dónde viene el discurso?: Djuna Barnes y Armonía Somers”, texto proporcionado por la autora, a quien vuelvo a agradecer por este medio.



(4) Felisberto Hernández, “Explicación falsa de mis cuentos”, texto disponible en: https://es.wikisource.org/wiki/Explicaci%C3%B3n_falsa_de_mis_cuentos



- Hay un pdf de la edición original de “De miedo en miedo (los manuscritos del río)” disponible en: http://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/38190


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