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Ana Grynbaum – La negación en la cultura

  • 23 may 2022
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 11 feb 2024

Para la legión de admiradores de la novela El Maestro y Margarita, de MijaĆ­l Bulgakov, ā€œLos manuscritos no ardenā€ es una contraseƱa, un grito de guerra camuflado. No casualmente la fórmula esgrime una negación. El acto de negar, la violencia que encierra, y algunas de sus consecuencias, es el tema medular de este libro.


Saqué del cajón el pesado manuscrito de mi novela, los borradores, y empecé a quemarlos. Fue un trabajo pesadísimo, porque el papel escrito se resiste a arder.


No, los manuscritos no arden. No estƔn hechos de materia combustible. O mejor dicho, puede arder el papel que los soporta y ellos volver a escribirse, solos, una y otra vez, como un hecho sobrenatural. Cuando la obra de arte dice su verdad, tiene vida propia, una realidad indeleble. No importa lo que pase con el autor, no importa cuƔnto demore la historia en darle el lugar que su tiempo le escatima.


Escrito en la Unión SoviĆ©tica durante el estalinismo, por un escritor que habĆ­a peleado contra la revolución comunista, El Maestro y Margarita no fue publicado como libro en su versión completa –no censurada- hasta 1989. Es decir, casi cincuenta aƱos despuĆ©s de la muerte de Bulgakov, quien trabajara en esta obra hasta poco antes de morir. Al igual que el Maestro de su ficción, desalentado por la falta de horizontes, Bulgakov habĆ­a quemado su manuscrito, pero lo reescribió.


AsĆ­ es que este libro, condenado a no existir, continĆŗa publicĆ”ndose, ya como un clĆ”sico de la literatura. Sin embargo, circula bajo esa equĆ­voca denominación de ā€œlibro de cultoā€, que le reconoce su valor a cambio de seƱalar que esa valoración no es unĆ”nime. El Maestro y Margarita sigue enfrentando la discriminación porque su poder corrosivo permanece intacto. Pero esto no se discute. Puesto en discusión, el texto se defiende solo. Hoy la forma mĆ”s eficaz de excluir no es prohibir sino desconocer. En el universo de la saturación discursiva, aquello de lo que no se habla, no existe.


Desaparecer, negar, mentir

El Diablo y su corte visitan Moscú. Los personajes de esta corte son desopilantes, especialmente el gato Popota, reencarnación de un adolescente lanzado a burlarse de quien sea, hasta el hueso. Tan vívidos resultan que actualmente en Moscú, en la casa donde vivió Bulgakov, hay dos museos donde estos personajes se muestran en estatuas y cuadros. E incluso habita allí un gato negro, vivito y coleando.


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Un Popota de carne y hueso en el monumento a Bulgakov,

situado en la casa del escritor en MoscĆŗ


Las diabluras que el grupo satÔnico comete apuntan en primer lugar a los burócratas de la cultura, especialmente literatos y funcionarios del teatro. Su forma de ejercer el mal resulta, ademÔs de hilarante, quirúrgicamente selectiva. De hecho, Voland, nombre de este SatanÔs, se presenta como un mago que pone en escena trucos. A través de esas puestas en escena se evidencia cómo la fachada socialista no había eliminado las diferencias sociales, la avaricia, ni el afÔn de lujos de los soviéticos.


A lo largo de todo el libro se enfoca la mentira como forma instituida del discurso. Los ciudadanos acomodados con el rƩgimen mienten no solo por cobardƭa, como la mayorƭa en un sistema basado en el terror, sino tambiƩn para mantener sus privilegios. Especialmente divertida y memorable es la escena en que el mago produce una lluvia de rublos sobre la audiencia del teatro de varietƩs, asƭ como cuando las ciudadanas son invitadas al escenario a tirar sus harapos y vestirse a la moda, incluyendo el perfume francƩs y los zapatos de diseƱo.


Lo que la pandilla infernal representa es una sÔtira de esa sociedad acerca de la cual no se podía hablar abiertamente. El infierno de la vida cotidiana durante el estalinismo. Los demonios son tan malos como los personeros del régimen soviético, pero incomparablemente mÔs poderosos. Bulgakov tenía razones personales para ajustar cuentas con aquellos que atentaban contra su realización como artista, denostando su obra, censurÔndola, negÔndole la publicación y la representación de su producción teatral.


La primera acción del equipo de Voland consiste en hacer rodar la cabeza de Berlioz, el presidente de Massolit -una de las principales asociaciones moscovitas de literatos-. A partir de ahĆ­ la persecución toma la forma de una cadena sistematizada de desapariciones de burócratas, desapariciones misteriosas o forzadas –el lector elige el adjetivo-.


DetrƔs de una mesa enorme, sobre la que se veƭa un voluminoso tintero, estaba sentado un traje vacƭo, escribiendo en un papel con una pluma que no mojaba en tinta. Llevaba corbata, y del bolsillo del traje asomaba una pluma estilogrƔfica, pero de la camisa no emergƭa ni cabeza ni cuello, ni asomaban las manos por las mangas. El traje estaba concentrado en el trabajo y parecƭa no darse cuenta del barullo que le rodeaba.


La desaparición de personas era algo a lo que los soviéticos, durante el estalinisimo, estaban acostumbrados, pues vivían en constante peligro de ser detenidos, bajo excusas diversas, pero con el objetivo real de mantener el sistema totalitario, basado en la sumisión. Hacer desaparecer es negar la existencia. Emplear la negación como un crimen cobarde, que no da la cara.


La negación se repite a lo largo de toda la novela ocupando un lugar central. En la primera escena, Berlioz censura un poema del joven Desamparado por hablar de JesĆŗs como si este hubiera existido. Eso resulta inaceptable. La historia de JesĆŗs debe permanecer como mera leyenda, desacreditable por ello –especialmente en Ć©pocas de realismo socialista-. En medio de la conversación interviene el Diablo, a quien el burócrata tiene el tupĆ© de espetarle que SatanĆ”s tampoco existe -claro que ignorando estar frente a Ć©l-.


Negar la existencia o el valor de algo o alguien es un acto, fruto del uso performativo del lenguaje. La palabra produce el hecho. Como cuando se declara a una pareja marido y mujer, la declaración efectúa la unión legal.


”Ojo con lo que se niega! Negar no es un acto sin consecuencias. Especialmente cuando la negación se repite, como una fuerza independiente y demandante. Basta recordar a Pedro, que negó tres veces a Jesús y terminó fundando su Iglesia.


Ā”Cómo no se iba a enojar Voland ante la violencia del ninguneo! Un artista ninguneado es un ser muerto, a no ser que lo rescate la historia, ya tarde para poder gozar el fruto de su labor. SatanĆ”s, el justiciero –en un mundo de valores subvertidos-, no podĆ­a menos que hacer caer la cabeza de Berlioz, pero con el arte de una escena payasesca. La denuncia de Bulgakov es secundaria a su despliegue artĆ­stico, se desprende de los avatares de la acción. Y en todos los casos, esa denuncia se teje con desparpajo poĆ©tico y humorĆ­stico.


No solo se trata de rescatar de la negación sistemÔtica, como forma de la violencia totalitaria, a las creencias y la libertad de expresión, sino también al amor.


”Adelante, lector! ¿Quién te ha dicho que no puede haber amor verdadero, fiel y eterno en el mundo, que no existe? ”Que le corten la lengua repugnante a ese mentiroso!

”Sígueme, lector, a mí, y solo a mí, yo te mostraré ese amor!


El Diablo, no Dios

Dios abandona a sus criaturas, incluso a las mejores de ellas. El Diablo nunca falta a la cita. SerĆ” Ć©l quien, pronunciando la cĆ©lebre ā€œLos manuscritos no ardenā€, restituya al Maestro, intacta, la novela que el propio Maestro, vencido por el pesimismo, habĆ­a destruido.


Pero lo demonĆ­aco que le interesa a Bulgakov no estĆ” en el mĆ”s allĆ” sino acĆ” en la tierra, o lo estuvo alguna vez. Entretejida con las aventuras de la troupe infernal se desarrolla la historia que el Maestro ha creado, a partir de los personajes de JesĆŗs ā€“ā€œJehoshĆŗaā€- y Pilatos. En la cual el remordimiento de Pilatos por haber traicionado a un inocente llevado por la mera cobardĆ­a, lo tortura hasta obligarlo a buscar otro final a la leyenda. En el libro del Maestro, JesĆŗs y Pilatos llegan a encontrarse y dialogar. Reparación efectuada.


El vuelo de Margarita

Así como el Fausto de Goethe, El Maestro y Margarita consta de dos libros. A diferencia de aquel, en vez de desaparecer Margarita, en el segundo libro de Bulgakov, cobra un protagonismo estelar. Invitada por el séquito diabólico, convertida en bruja, vuela desnuda por toda Moscú, haciendo justicia por mano propia tanto cuanto le place. La escena del vuelo constituye de por sí un hito literario.


Margarita dio un grito de alegría y se montó en la escoba. Solo entonces le pasó por la cabeza la idea de que con todo aquel lío había olvidado vestirse. Siempre galopando sobre la escoba se acercó a la cama y cogió lo primero que encontró a mano: una combinación azul. Moviéndola como si fuera un estandarte, echó a volar por la ventana.


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Graffitis en el interior del edificio donde viviera Bulgakov


Desde el comienzo del relato el Maestro ha desaparecido, Margarita sufre mortalmente su terrorĆ­fica ausencia, pues lo ama. El lector lo encuentra antes que ella, internado en un manicomio ā€“ā€œla casa del dolorā€-.


Lo que le sucedió al Maestro para convertirse en un ser con el alma muerta, que ya no tiene cabida en el mundo de los mortales, es omitido por completo. Es a través de los otros personajes y sus avatares en la Moscú estalinista, así como del relato de inspiración bíblica que ha escrito el Maestro, que vamos entrando en sus zapatos, única manera en que podemos verdaderamente conocerlo.-


*** *** ***



Las citas de El Maestro y Margarita estÔn tomadas de la edición de Editorial Debate, Madrid, 1990.

LISSARDI & GRYNBAUM

Lissardi & Grynbaum es un blog sobre literatura, arte y cine desde la perspectiva de los autores uruguayos Ercole Lissardi y Ana Grynbaum

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