Erotopías. Las estrategias del deseo (Muerde Muertos, Buenos Aires, 2020; Los Libros del Inquisidor, Montevideo, 2021) es un ensayo escrito por Ercole Lissardi (Montevideo, 1951) y Ana Grynbaum (Montevideo, 1971). Para ambos autores, que cuentan con una vasta producción en la vertiente de la novelística erótica, la escritura de ficción es indisociable de la reflexión teórica. En Lissardi, las primeras tentativas ensayísticas aparecen solapadas tras un discurso narrativo. Más concretamente, en las anotaciones que hace el protagonista de Acerca de la naturaleza de los faunos (2006), un escritor que, durante un retiro estival, se propone desarrollar sus ideas sobre lo que llama «paradigma fáunico». En 2013, Lissardi publicó La pasión erótica. Del sátiro griego a la pornografía en Internet, que explora –ahora sí a modo de ensayo– las manifestaciones de dicho paradigma en distintos momentos de la cultura de Occidente.
Erotopías. Las estrategias del deseo, de Ercole Lissardi y
Ana Grynbaum. Montevideo, Los Libros del Inquisidor, 2021. 136 págs.
Grynbaum, por su parte, publicó en 2011 La cultura masoquista, que consiste en una investigación sobre las prácticas BDSM en el Río de la Plata. También ha abordado el tema de la literatura erótica en diversos artículos (la mayoría, recogidos en el sitio https://www.lissardigrynbaum.org/). De hecho, el neologismo erotopía, que da título al libro, surge de una nota que la autora escribió en 2016 sobre la novela Interludio, interlunio (1998), de Lissardi. Por ese entonces, afirmaba sobre la noción de erotopía: «Transmite la idea de un espacio propio del deseo erótico, generado a partir del deseo y a los efectos de su realización. Se trata de la construcción de un ámbito en el cual el sujeto deseante busca, espera encontrar y eventualmente encuentra su objeto deseado. Y de las características, siempre particulares, de tales encuentros» («La erotopía melómana de Interludio, interlunio, de Ercole Lissardi»).
Erotopías… se compone de tres partes y un posfacio. Siguiendo los planteos de Donald Woods Winnicott, Michel Foucault y Jacques Lacan, la primera parte da un mayor desarrollo del concepto de erotopía presentado originalmente por Grynbaum. La segunda constituye una suerte de viaje por distintas expresiones artísticas de la cultura de Occidente, que incluye representaciones pictóricas (el apartado sobre los cuadros de las fiestas galantes merece un destaque especial), películas, novelas y fotografías. La tercera, titulada «Instantáneas del erotopista en acción», supone un cambio de registro al introducir tres «testimonios ficcionales o ficciones ilustrativas, recurso que se inscribe en la tradición filosófica de apelar a la narración literaria para explicar cuestiones de erótica» (103). Finalmente, en el posfacio, los autores se interrogan por el futuro de las erotopías en la «era de la permisividad».
El ensayo, que tiene la virtud de lograr el difícil equilibrio entre una adecuada fundamentación y un estilo dinámico capaz de atraer el interés del lector no especializado en el arte erótico, incurre a veces en –por llamarles de alguna manera– exabruptos críticos. Tal es el caso de las valoraciones sobre Lolita (1955), de Vladimir Nabokov: «Lolita está lejos de ser una buena novela. No es, por cierto, la primera ni será la última vez en que un texto carente de verdadero genio literario sea capaz de dejar una huella imborrable en un área temática determinada» (84). A continuación, los autores dan «un par de ejemplos de carencias». Al margen de estos pasajes, tan provocativos como insuficientemente fundados, Erotopías… traza una interesante constelación de lenguajes artísticos en torno al motivo del deseo (entendido en su sentido lacaniano). De este modo, el libro ofrece una perspectiva conceptual desde la que leer ficciones que trabajan en esa zona indiscernible y nunca contrapuesta entre fantasía y realidad.
Beatriz Sarlo sostiene: «Una forma del ensayo es la pregunta y su desenlace no necesariamente ofrece una respuesta, sino una nueva pregunta, bordeando lo que no se sabe, que se ha ampliado como resultado en negativo: después del ensayo, un nuevo horizonte desconocido».1 Este trabajo de Lissardi y Grynbaum se condice cabalmente con la forma que Sarlo atribuye al género, al asumir riesgos conceptuales, persuadir con argumentos, pero también reservar un espacio para la duda. En tiempos en que algunos filósofos señalan la desaparición de la experiencia erótica (Byung-Chul Han habla de una «agonía del eros»), Erotopías… se puede leer como una intervención política, al ver en el deseo una forma de reivindicación de la diferencia. También por su persistencia en el ensayo como lenguaje predilecto en la búsqueda del saber.
1. «Del otro lado del horizonte», en Boletín/9 del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria, de la Universidad Nacional de Rosario, 2001, págs. 16-17.
Tomado de: Mathías Iguiniz, Arte y Erótica, Una política del deseo, Brecha Cultura. https://brecha.com.uy/una-politica-del-deseo-erotopias-de-lissardi-y-grynbaum/
24/2/2022
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